Hay gente que lo tiene. Llámalo don, llámalo cualidad, como
quieras, pero lo tiene. Y es una suerte, bueno quizá la suerte es tener a una
persona que lo tenga.
No sabes de qué estoy hablando, ¿verdad? Bueno, empecemos
por el principio. Tranquilidad.
No me refiero a una isla desierta en la que el único sonido
que hay es el de las olas rompiendo en la orilla. Tampoco quiero que te
imagines una noche de verano con un cielo tan limpio que las estrellas lo
iluminan todo. Ni una tila antes de un examen. Ni una casa en medio de la
montaña que convive con los pájaros de día y con el canto de los grillos por la
noche. Ni tu canción favorita cuando no puedes dormir. Ni la intimidad de tu
habitación o de tu casa.
Yo estoy hablando de una persona. De una persona que todos
deberíamos tener al lado.
Y ahora seguro que sabéis de lo que hablo. Una persona capaz
de darte toda la tranquilidad que necesitas sin mover un músculo. Porque vale
que todas las cosas que he dicho antes te dan tranquilidad, pero esta persona
es como tenerlo todo junto y al mismo tiempo.
Lo mejor de todo es que muchas veces no hace nada,
absolutamente nada. Simplemente está. Tirados en la hierba intentando olvidarse
de cualquier cosa, y no hace falta que abra la boca para que te haga sentir
mejor que en esa isla, las estrellas no son nada comparado con la fuerza que te
trasmite con la mirada, para no romper tu tranquilidad pero para darte la
fuerza que necesitas para no perder los nervios.
Esa persona que te hace sentir como en casa, da igual si
estás debajo de un puente, en medio de un fuego o al borde de un precipicio con
cara de Thelma y Louis. Y no hay nada que dé más tranquilidad que estar en
casa, ¿no? La tranquilidad y la seguridad de que vas a estar bien si camina a
tu lado, aunque no te toque, ni te mire, ni te hable. Pero sabes que si lo
necesitas lo hará, te fundirá en un abrazo que lo mandará todo a la mierda y te
contará mil historias para que se te pase el miedo, los nervios y todo lo que
dañe esa tranquilidad que todos buscamos.
En realidad, yo creo que todos la tenemos.
Y muchas veces esa persona no sabe que tiene el don, bien
porque no se ha dado cuenta o bien porque somos demasiado cobardes para decirle
que es playa, sin arena y sin sabor a sal pero con su tranquilidad, que es las
estrellas que te hacen respirar más profundamente y sin miedos, el guiño que te
quita los nervios antes de un examen, que es el sonido de los pájaros y de los
grillos sin tener que ir a una casa rural en medio de la montaña más alejada,
que es la sensación de estar en casa aunque no haya paredes ni tejado, es unos
cascos con “la chica de ayer” con el volumen a tope. Que es quien te da toda la
tranquilidad que necesitas para no volverte loco.